Queridas familias y comunidad educativa:

Es un honor dirigirme a ustedes como Directora del Colegio Divino Salvador, una institución que, desde su fundación en 1967, ha tejido una historia única en el ámbito educativo gallego, dejando huella en numerosas generaciones. Nuestro colegio es mucho más que un centro de enseñanza: cada rincón, aula y proyecto refleja nuestro compromiso con el desarrollo integral y la excelencia educativa de nuestros alumnos.

El colegio fue fundado por mi padre, Basilio Toyos Alonso, gran maestro de vocación que, una vez aprobadas las oposiciones para ser maestro nacional, abandona la comodidad del puesto por cumplir su sueño, la construcción de un colegio en el barrio familiar donde creció. En la actualidad sus hijas tenemos el privilegio de seguir su legado, después de haber sido alumnas del centro, profesoras y ahora formamos el equipo directivo. 

Tenemos el privilegio de haber acompañado a tres generaciones de familias: abuelos que caminaron por estos mismos pasillos, hijos que siguieron sus pasos y ahora nietos que continúan el legado. Esta trayectoria fortalece el vínculo familiar y enriquece nuestra comunidad, creando una conexión profunda entre pasado, presente y futuro. Este lazo generacional simboliza el compromiso conjunto de cada familia y el crecimiento compartido del colegio y de la sociedad que, juntos, construimos año tras año.

En el Colegio Divino Salvador, creemos firmemente que cada estudiante posee un potencial único. Nos esforzamos por brindar un entorno enriquecedor y las herramientas necesarias para su desarrollo pleno, fomentando en cada uno un sentido de pertenencia, responsabilidad y orgullo por nuestras raíces gallegas, en constante diálogo con una visión internacional. Así, formamos jóvenes que no solo comprenden y valoran su cultura local, sino que están preparados para abrazar el mundo con una perspectiva abierta y crítica.

Este es el legado que construimos día a día: un espacio de aprendizaje que mira hacia el futuro y honra el pasado, creando una comunidad de la cual todos podemos sentirnos orgullosos.

Con mi sincero agradecimiento,

Lydia Toyos